La historia de un refugio fantástico protagonizado por criaturas campestres que, apartadas del ruido, alimentándose de la tierra, y respetando los oficios artesanos, vienen a recordar lo verdaderamente esencial.
En un pintoresco gallinero rodeado de campos dorados vivía un gallo que, muy puntual con su canto matutino, marcaba el día y su inicio. —¡Quiquiriquí! ¡Es hora de empezar el día! Y este oficio que tan bien hacía era lo que al gallo más le divertía.
Entre montañas y verdes prados viven tres conejos que hambrientos y sin miramientos descubrieron un festín de lechugas, rábanos y otras verduras que su tierra les había obsequiado. -¡Por cada bocado fresco, agradezcamos al sol, la lluvia y al suelo!
En la orilla de un lago helado, donde una familia de patos habitaba se encuentra un cottage que siempre brillaba con luces cálidas durante el invierno. Curiosos y emocionados, estos animalitos de blanco plumaje decidieron acercarse…. — ¡Vamos a cantar una melodía! ¡Qué es Navidad! Con graznidos suaves y melodiosos, no cesaron de resonar.
En una acogedora entrada siempre reposaban unas viejas botas de agua, esperando a ser usadas y poder ensuciarse dando paseos interminables capaces de guiarlas hasta lugares asombrosos. —¡El barro es toda una aventura! No solo limpia la mente, sino que llena el alma de alegría.
Marina y su familia, su estilo de vida cambiaron para vivir como lo hicieron nuestros antepasados, en contacto con la tierra y los animales que allí habitaban. Y así nació su gran proyecto "La flor cerval", dándole el valor que la lana merecía. Sin planes ni expectativas, la felicidad encontraron y de sabias paisanas se rodearon.
“Entre heno y cachivaches, dos perros encontraron un refugio especial en las caballerizas. Los caballos, amables y serenos, les ofrecieron un rincón donde el sol calentaba las maderas y el aroma del campo llenaba el aire. Aquí aprendemos que, a veces, el descanso es tan importante como el trabajo.”
Descubre una selección piezas que evoca la magia de la naturaleza.